domingo, 13 de noviembre de 2011

Un juego didáctico e interactivo

Seguramente podrán aprender muchas cosas de manera atractiva y entretenida.

¡Espero lo puedan usar con sus XO!



http://ares.cnice.mec.es/ciengehi/a/index.html

Fauna autóctona del Uruguay III

La Mulita, armadillo o tatú-eté
(Dasypus septemcinctus)






Su cuerpo está cubierto por una caparazón oscura con un montón de placas óseas y rígidas que en el centro tienen más bandas móviles.
Su caparazón es de color pardo oscuro y está dividido en tres secciones.
Mide entre 25 y 50 cm. y pesa entre 1,5 y 2,5 kilogramos.Sus patas son cortas y ágiles.
Viven en cuevas que cavan debajo de la tierra, y allí tienen y cuidan a sus crías.
Cuando están en peligro se enroscan para no ser descubiertas. Se alimentan de hierbas, bichitos, etc.


Te recomiendo este libro que trata sobre un cuento popular, sobre el que se han escrito muchas versiones:



Julieta, ¿qué plantaste?
Susana Olaondo

El zorro, bicho astuto y haragán, le propone a Julieta, la mulita, trabajar juntos sacando los yuyos de su campo. Quiere engañarla para beneficiarse, pero con inteligencia e imaginación Julieta intentará vencer al malintencionado zorro.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Fauna autóctona del Uruguay II

El Churrinche




Es un ave paseriforme cuya característica más llamativa es el plumaje de los machos. Éstos tienen el vientre, el pecho y la zona superior de la cabeza de color rojo muy intenso. El resto es negro, como el pico y las patas. Las hembras son pardas, con el pico listado y el vientre rojizo. Es insectívoro y caza tanto en el suelo como en vuelo.

Defiende el nido a ultranza frente a aves de mayor tamaño; esta actitud ha dado el nombre común de tiranos a la familia.



Leyenda del Churrinche

El indio, nuestro bisabuelo, era silencioso, áspero, heroico y amaba a la tierra como la ama el espinillo. Se defendía con boleadoras de roca mora, lanzas de madera curada y flechas de urunday. Cuando llegaron los españoles declararon la guerra, al principio los españoles perdían, pero habían quedado muy pocos indios. Hicieron fogatas pegando gritos, declarando otra guerra. Cuando los indios salieron del cerro, los españoles los mataron y el último cacique quería llegar al río, pero no le alcanzaron las fuerzas y entonces se abrió la herida, sacó su corazón rojo que se transformó en un churrinche y ahí anda el churrinche que no canta por no llorar.
(leyenda uruguaya)

Fauna autóctona del Uruguay I



Las aves:

El Hornero

El Hornero es de color pardo rojizo por arriba y ventralmente pardo claro. Es muy elegante en su andar, y muy confiado. Suele internase en las ciudades, pero es común en áreas semiurbanas y urbanas.
El nido es construido en otoño, y ambos miembros de la pareja intervienen en su edificación. Durante esa época las glándulas salivales se hipertrofian (funcionan más, utilizando esa saliva para cementar los materiales utilizados). Acarrean con sus picos el barro, al que le agregan raíces y pastitos, y así van dando forma al horno. Para su emplazamiento eligen por lo general lugares visibles: ramas gruesas de árboles, postes y techos. Consta de dos cámaras, una anterior, de entrada, separada por un tabique de la posterior para incubación y cría. Aunque se conservan durante 2 o 3 años, cada temporada construyen 1 o 2 nidos nuevos, a veces uno encima del otro, como un edificio. Los nidos abandonados son disputados por ratoneras, jilgueros, golondrinas y gorriones.




La Leyenda del Hornero:

Cuentan que en las tribus que habitaban a orillas del río Paraguay, cuando los muchachos llegaban a cierta edad debían pasar tres pruebas. La primera consistía en correr muy rápido, mucho más que el viento veloz.
Para superar la segunda tenían que nadar de un lado al otro del río. Por último debían cumplir con un extraño ritual: quedarse acostados sin moverse, muy quietos, tan quietos que no podían ni siquiera pestañear, durante un largo tiempo. Todos los jóvenes de esa tribu se entrenaban con gran dedicación para poder pasar esa prueba. Aprobarla, significaba pasar a ser adultos.
Una vez existió un joven llamado Jahé que sorprendió a todos con su destreza. Cuando le tocó realizar la primera prueba, muy pronto dejó atrás a los demás competidores. Cuando cruzó el río, mientras los otros luchaban para que la corriente no los llevara, él juntaba piedritas de colores que encontraba en el fondo. Cuando debió permanecer acostado, el se mantuvo tan quieto, que por más que saltaban, y hacían bromas a su alrededor, él permanecía inmóvil como una piedra. Así Jahé, pasó ha ser un adulto. Lo que nadie sabía era que mientras el joven corría, en las alas del viento escuchó la voz de una mujer como el canto de un ave. Esa misma voz fue la que lo alentó mientras cruzaba el río Paraguay y la que le permitió concentrarse cuando debió permanecer quieto.
Como era costumbre en esa época, el jefe de la tribu premió a Jahé concediéndole la mano de su hija. Jahé no podía aceptar ese ofrecimiento, pues la melodía que escuchó durante la prueba lo acompañaba día y noche. Jahé se había enamorado. El jefe de la tribu comenzaba ha impacientarse por la falta de decisión del joven.
Una mañana el muchacho elevó sus brazos al cielo pidiendo a su amada que lo ayudara a decidir. Entonces volvió a escuchar su voz. Las manos de Jahé comenzaron a moverse al compás de una suave música, hasta que tomaron el movimiento de las alas de un pájaro. Los que observaban la escena vieron con asombro cómo el cuerpo del joven comenzaba a transformarse en un pájaro y se perdía volando en el aire. El ave era de color pardo y desapareció en los bosque que bordean el Paraguay. Buscó entre los árboles a su amada pero no la encontró. Construyó una casita de barro para resguardarse de los rayos, los vientos y las lluvias. Por fin una mañana la dulce cantora se posó en su nido y desde entonces es su compañera.